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“Cuida hoy de tu continencia, mañana podría ser una incontinencia”

Incontinencia

 

La continencia urinaria es una función del esfínter urinario y los músculos del piso pélvico los cuales deben trabajar de manera sincrónica para evitar los escapes de orina. Gracias a esto no se presentan escapes a lo largo del día, pero si no se tienen adecuados hábitos urinarios o se cuenta con la presencia de algunas enfermedades, esto podría cambiar. La incontinencia urinaria (IU), es entendida como cualquier pérdida involuntaria de orina, constituye un problema en salud con una afección social importante. Se puede clasificar en:
 

  • Incontinencia urinaria de esfuerzo (IUE).
  • Incontinencia urinaria de urgencia (IUU).
  • Incontinencia urinaria mixta (IUM).
     

Se estima que existen 200 millones de personas con IU en el mundo; sin contar con las personas que aún nunca han consultado y no tienen un diagnóstico. Es más común en mujeres que en hombres, posicionando una relación de 70% a 30%. En donde el 27% de mujeres jóvenes podrían presentar IU y aumenta a un 50% en mujeres en edades más avanzadas. Esto se relaciona especialmente con afectaciones secundarias a las gestaciones, atención de partos, la debilidad del piso pélvico, traumas, cirugías, algunos tipos de cáncer, infecciones urinarias recurrentes o la presencia de algunas enfermedades. Asociación Colombiana de Ginecología y Urología (2023).  

 

Los hombres también pueden presentar estas situaciones, en su mayoría se relacionan con procedimientos quirúrgicos en la próstata, algunas enfermedades como la diabetes, la obesidad, el Accidente Cerebro Vascular, la esclerosis múltiple, entre otros, afectando así a más de 43 millones de hombres con IU en el mundo.

 

En cualquier momento de la vida puede presentarse IU, en particular, el proceso de envejecimiento, la poca adherencia a hábitos de salud urinaria, la presencia de ciertas enfermedades puede aumentar la probabilidad en general de tener incontinencia de cualquier tipo.

 

La población femenina, en el intervalo de 40-65 años, presenta mayor probabilidad de presentar episodios de incontinencia de manera aguda o permanente. De hecho, la edad representa el primer elemento predisponente para el desarrollo de la IU, combinado con otros factores de riesgo como: algunas condiciones de salud preexistentes, trastornos cognitivos y el deterioro de la función física, modificaciones hormonales menopáusicas, entre otras.

 

La problemática:

 

  • Las perdidas espontáneas de orina son procesos que pueden presentarse en algún momento de la vida, especialmente las relacionadas con episodios de incontinencia por esfuerzo o urgencia y no necesariamente generarse una incontinencia de manera permanente. Se asocia especialmente a malos hábitos urinarios, pero de no ser atendidos podría hacerse una situación recurrente.
  • Poca adherencia a la consulta médica en la presencia de síntomas y episodios de incontinencia urinaria esporádica. ·       Poca información y malos hábitos urinarios durante todo el ciclo de vida.
  • Afectaciones en la adherencia a hábitos de vida que puedan ser protectores para prevenir los riesgos relacionados con la incontinencia.
  • Normalización de las fugas de orina como parte del proceso natural del envejecimiento.
  • Falta de diagnóstico oportuno y adecuado de la incontinencia y el tipo de incontinencia.
  • Asociación de los prolapsos uterinos o vesicales (perdida del soporte estos órganos que generan presión sobre las paredes de la vagina), con la incontinencia urinaria.
  • Efectos significativos en la calidad de vida de las personas que desconocen su condición y el cómo tratarla.

 

Factores de riesgo asociados para tener incontinencia urinaria: 

Incontinencia Urinaria en Mujeres

 

  • Género: las mujeres tienen mayor probabilidad de presentar IU por factores como, diferencias anatómicas en la ubicación del sistema urinario y el piso pélvico, longitud de la uretra, el número de embarazos y efectos de estos en los partos vaginales o abdominales.  

 

  • Edad: los cambios propios de la edad pueden generar deterioro en la disminución del tejido elástico que soporta la uretra, daños y cambios celulares, degeneración de la red nerviosa, disminución del tono del músculo liso, disminución de la producción de estrógenos, deterioro cognitivo, presencia de enfermedades neurodegenerativas, dependencia o inmovilidad, disminución de la capacidad en la concentración renal, uso indiscriminado de medicamentos, la presencia de varias enfermedades. Aunque esta probabilidad es mayor para las mujeres antes de los 60 años, después de los 60 años esta probabilidad se reduce a la mitad. Los hombres a partir de los 40 años aumentan el riesgo de IU. 

 

Algunos cambios propios del avance de la edad deben tenerse en cuenta: 

·       Proceso de envejecimiento de las estructuras de soporte pélvico abdominal propio de la edad. 

·       Disminución de la capacidad para retener la orina. 

·       Aumento del volumen de orina post miccional, es decir, la orina que quede reservada en la vejiga después de la micción. 

 

  • El sobrepeso u obesidad: puede ser un factor atribuible a la incontinencia urinaria de varios tipos, por el aumento en la presión que el diafragma (músculo participa en la respiración) y el abdomen (panículo adiposo) pueden ejercer sobre las estructuras urinarias. Esto afecta en igual medida a hombres y mujeres. 

  • La paridad: este es uno de los principales factores de riesgo asociados a la presencia de incontinencias urinarias de esfuerzo o mixtas, ya que la presencia de posibles lesiones nerviosas o musculares, pueden presentarse durante la atención del parto y de allí generar IU importantes en mujeres jóvenes. Esto incluye a mujeres que han recibido la atención del parto por cesárea y parto por vía vaginal. 

  • Menopausia: los cambios ocasionados en los genitales de las mujeres, producto de una baja producción de estrógeno y secundarios al proceso natural de la menopausia, pueden generar debilidad del piso pélvico que podrían derivar una debilidad del soporte de la uretra. 

  • Raza: algunos estudios sugieren que las mujeres blancas tienen mayor probabilidad de presentar IU, en comparación a mujeres de raza negra, relacionadas con las características de los tejidos de soporte.

  • Otras condiciones que pueden afectar el piso pélvico son: la atención del parto, el estreñimiento crónico, episodios de tos de gran esfuerzo, traumatismos o la realización de actividades que incluyen levantar objetos pesados regularmente. Esto presenta una afectación en la eliminación de la orina y cuadros de incontinencia de esfuerzo o mixtas. 

  • Antecedentes de tratamientos uroginecológicos: cirugías uroginecológicas, tratamientos para el cáncer, infecciones urinarias recurrentes, pueden aumentar la probabilidad de IU. La presencia de prolapsos (caída de la vejiga sobre la pared vaginal) son consecuencia de múltiples factores que generan debilidad en las estructuras del piso pélvico y ocasionan la caída de las estructuras y órganos que soportan la vejiga, el útero e intestino. Esto puede requerir de procedimientos quirúrgico y tratamientos que deriven una IU.  

  • En el caso de los hombres, los factores se asocian también a intervenciones quirúrgicas que puedan afectar estructuras de soporte del piso pélvico, como las prostatectomías. 

  • Otras comorbilidades como: la diabetes por un aumento en la producción de la orina y afectación de las estructuras neuronales, las enfermedades neurodegenerativas o todo tipo de dependencia física o cognitiva pueden aumentar el riesgo de la incontinencia

 

La incontinencia influye de manera importante en la calidad de vida de las personas

La incontinencia impacta significativamente la vida de las personas, afectando no solo su salud, sino también sus relaciones sociales, autonomía y autoconcepto. Los casos de personas con IU leve hasta severas, les conlleva a asistir constantemente de su higiene, usar dispositivos que les permita tener un mayor control como toallas o pañales para evitar accidentes y adaptarse a una vida más normalizada. 

 

Aspectos como la sexualidad, la interacción social, el trabajo, las relaciones interpersonales y la salud mental también pueden versen afectadas. Deteriorando así su calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) y en el caso de las personas dependientes de cuidados, se adiciona la necesidad de la asistencia permanente de un cuidador con entrenamiento, para poder ejercer dichos cuidados de manera adecuada que evite afectaciones en la calidad de vida de las personas. 

 

¿Qué podemos hacer al respecto?

Estamos tan acostumbrados a ir al baño que lo hacemos sin ningún tipo de esfuerzo y casi que en automático en el día a día, pero ¿cómo lo hacemos lo estamos haciendo bien? 

 

Hábitos urinarios saludables, para todos: 

Cómo saber si tengo incontinencia

 

1.       Tome el tiempo suficiente para la micción. 

2.       Siéntese completamente en el inodoro. Puede utilizar protectores para el inodoro, pero asegúrese sentarse por completo para permitir relajar los músculos del piso pélvico y asegurar el vaciamiento completo de la vejiga. Evite posiciones de pie o acurrucado. Esta recomendación aplica para todos los géneros y edades. 

3.       Baje completamente la ropa para evitar una posición inadecuada. 

4.       Al terminar tome una respiración profunda y bote el aire suavemente, esto ayudará a descender el abdomen y asegurar el vaciamiento completo de la vejiga. Esto incluye a hombres, mujeres y niños. 

5.       Tener un buen hábito defecatorio. Es decir, tener mínimo una evacuación diaria sin esfuerzo, sin pujo y sin tenesmo (sensación de querer pujar sin lograr la evacuación). Son indispensables para generar sobre esfuerzo. Desde niños este hábito debe procurarse. 

6.       Consumo de líquidos de manera abundante en promedio 2 Litros durante el día y preferiblemente agua, consumir en varias tomas para mantenerse hidratado. Evite este consumo de líquidos 2 horas antes de dormir, especialmente en niños para evitar escapes y en adultos mayores para el aumento de deseos de micción en la noche (nicturia). 

7.       Realizar un buen aseo genital a diario. 

8.       Para la limpieza después de la micción o la evacuación es importante que en las niñas se eduquen0 para realizarlo de adelante hacia atrás sin repisar. Siempre asegurar una adecuada higiene de manos. 

En el caso de los niños debe procurarse la limpieza, evitar la presencia de gotas o acumulación de estas en la cabeza del pene. Revisar la limpieza de la ropa interior es clave y descartar que no hay olor a orina que sugiera algún tipo de escape. 

9.       Los procesos de menopausia en las mujeres y andropausia en los hombres pueden generar algunas molestias como el dolor, en este caso el consumo de arándanos puede mejorar estos síntomas, prefiera el consumo natural de estos frutos sin azúcar añadida. 

10. Incluye actividades con regularidad para el fortalecimiento del piso pélvico. 

 

**En presencia de mal olor de la orina, con aspecto concentrado, dolor para orinar, fiebre u otra molestia, debe consultar a su médico tratante. 

 

El piso pélvico también requiere entrenarse:

El piso pélvico es una estructura muscular de soporte, que sostiene a los órganos urinarios y reproductivos tanto de hombres como de mujeres dentro de la cavidad de la pelvis. Como ya se ha revisado previamente, esta estructura puede afectarse por diferentes factores y por ello, es importante considerar acciones que, desde los hábitos urinarios y el fortalecimiento específico de esta estructura, se pueda fortalecer el piso pélvico y reducir la probabilidad de presentar incontinencia urinaria. 

 

Es el caso de los ejercicios de Kegel, que ayudan a ejercitar y mejorar el tono de la musculatura del piso pélvico, y que cualquier persona puede incluir en sus rutinas diarias para favorecer la contención de la salida de la orina o las heces. Es así como puede ser una medida para prevenir o mitigar los efectos de la incontinencia. 

 

Dentro de los tratamientos de la incontinencia actualmente se cuenta con programas de rehabilitación especializada para tratar de manera específica el piso pélvico. 

El entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico (EMSP), es el tratamiento de primera línea de la IU, este tipo de tratamiento es ampliamente establecido como tratamiento de la incontinencia urinaria de esfuerzo y la incontinencia urinaria mixta y menos estudiado para la incontinencia urinaria de urgencia. Las directrices clínicas recomiendan la combinación con educación para el cuidado de la salud y el desarrollo de hábitos de vida saludable. 

 

En las clínicas urológicas de la Fundación Santa Fe de Bogotá, cuenta con un equipo multidisciplinar experto en la rehabilitación del piso pélvico. Allí recibirá la información, educación, valoración funcional, Biofeedback perineal, electroestimulación, ejercicios de estabilización lumbo pélvica, orientados a rehabilitar de manera integral la incontinencia urinaria, posoperatorios de prostatectomías radicales entre otros. 

 

Tipos de incontinencia

Dependiendo el tipo de afectación en el esfínter o músculo, el piso pélvico, la presencia de ciertas enfermedades o posibles causas, pueden presentarse diferentes tipos de IU entre las que encontramos: 

 

  • Incontinencia urinaria de urgencia (IUU) es la pérdida involuntaria de orina acompañada o inmediatamente precedida de “urgencia”. Por “urgencia” se entiende cuando el paciente se queja de la aparición súbita de un deseo miccional, claro e intenso, difícil de demorar, esta sensación de urgencia es consecuencia de una contracción involuntaria del detrusor vesical. 

  • Incontinencia urinaria de esfuerzo (IUE) se define como la pérdida involuntaria de orina asociada a un esfuerzo físico que provoca un aumento de la presión abdominal (como por ejemplo toser, reír, correr, andar). Se produce cuando la presión intravesical supera la presión uretral como consecuencia de un fallo en los mecanismos de resistencia uretral, por dos causas no excluyentes: 

  • Por hipermovilidad uretral, en el que fallan los mecanismos de sujeción de la uretra que desciende de su correcta posición anatómica. Es decir, que los músculos del piso pélvico ya no pueden sostener la uretra, empujándola hacia abajo, generando la salida de orina involuntaria por esfuerzo. 

  • Por deficiencia esfinteriana intrínseca, en la que existe una insuficiente coaptación de las paredes uretrales que produce una disminución de la resistencia de la uretra. En otras palabras, es la pérdida que tiene el esfínter (músculo) para contener la orina. 

  • Incontinencia urinaria mixta (IUM) es la percepción de pérdida involuntaria de orina asociada tanto a urgencia como al esfuerzo. Se estiman en 30-40% las mujeres con IU que tienen síntomas de IUM. 

  • Incontinencia urinaria continua (IUC) es la pérdida involuntaria y continua de orina. Secundaria a la presencia de una fístula o una desembocadura anormal de la uretra, relacionada con déficit intrínseco uretral grave. Se entiende por fístula a una comunicación anormal, en este caso de la uretra con otra zona cercana, llevando a filtrar orina de manera permanente, por ejemplo, hacia la vagina o el recto. 

  • Enuresis nocturna es la pérdida involuntaria de orina durante el sueño. Esta patología debe ser valorada en la infancia por urólogo pediatra, ya que su causalidad es frecuente en niños. 

  • La incontinencia urinaria inconsciente (IUI) se define como la pérdida involuntaria de orina sin deseo miccional e independientemente de cualquier aumento de la presión abdominal. Este tipo de IU se presenta solo con grandes volúmenes de orina dentro de la vejiga y aunque poco frecuente es de interés reconocerla entre la población geriátrica. 

 

Diagnóstico clínico de la incontinencia urinaria

 

El diagnóstico de la incontinencia urinaria requiere de un adecuado abordaje que permita reconocer las causas y necesidades particulares que cada persona requiera frente a este proceso y así lograr una atención integral. Los métodos básicos disponibles en todos los niveles asistenciales para el correcto diagnóstico de la IU son la anamnesis, la exploración física y el diario miccional. 

 

Una detallada anamnesis, correctamente enfocada no solo hacia el tipo de síntomas, sino también hacia posibles factores de riesgo, permitirá intuir el tipo de incontinencia y con ello dirigir las pruebas diagnósticas complementarias para establecer el diagnóstico. 

 

Pruebas diagnósticas: 

Posterior a la valoración clínica, las personas que resulten con situaciones que sugieran incontinencia urinaria, deberán realizarse algunas pruebas para conocer las posibles causas o afectaciones que se relacionen con el tipo de incontinencia que presenta la persona. Algunos de estos estudios es la Urodinámia, la cual se orienta a reconocer en las mujeres a identificar la presencia de IUU y distinguirlas de aquellas que tienen IUE o IUM, y que el diagnóstico exacto de IUU solo es posible con un método que permita objetivar la presencia de contracciones involuntarias del detrusor en la fase de llenado. Este sin duda es una prueba clave para las mujeres que consultan por IU. 

 

Pruebas de imagen 

  • Vídeo urodinamia: puede ser de utilidad en algunas personas, ya que combinan medidas de la presión con imágenes radiológicas. Permite la evaluación de disfunciones complicadas del tracto urinario inferior, generalmente debidas a alteraciones neurológicas. 
  • Ecografía: imágenes que permiten reconocer las estructuras urinarias desde su forma y ubicación en el espacio pélvico abdominal. 
  • Resonancia magnética, permite generar un estudio anatómico y funcional del suelo pelviano. 

  

Los tratamientos: 

 

Los tratamientos tienden a ser conservadores y orientados a mitigar los efectos de los síntomas para la IU, estos se agrupan en diversos procedimientos que permitan mejorar la calidad de vida de las personas con incontinencia. En algunos casos y según la complejidad de cada caso, se requerirá de manera simultánea otras medidas farmacológicas y/o quirúrgicas.